miércoles, 24 de junio de 2009

0 3111-1

No hay opción ni atajos desertores,queda la caída recta , la elección del desposeído, ya sin brazos ni piernas.
La sangre oscura y seca; mi cajón , el silencio y la llave de los movimientos caidos.
Tu, Lyla entenderías mi sufrimiento,
Lo entenderías si no fueras pintora,
Si no midieras con tus ojos el abismo entre los míos.
Entenderías si el arte fuese más que la medida  de los cromatismos externos ,
Si no fuera una cínica forma de repulsión de las tautologías del no sentido.

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