lunes, 31 de agosto de 2009

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Pontiac azul.Marcos dorados.
Los rostros se alargan en las curvas de las ventanas, los ojos enceguecen, no se ve nada.Es como un juego de gesticulaciones tempranas, cuando los niños hacen muecas , se aplastan la cara, se ríen, transforman sus mejillas rosas, son uvas, cantinas, cocos de madriguera, una suerte de viejo del mar pequeño, un montículo de plastilina derritiendose, dorándose en saltos de tiempo, sumiendose en el lodo-humanidad.
Siempre vi esas despedidas en los cines, yo comiendo crispetas y absorta en las figuras redondas de la mesa.El con un traje elegante, despidiendose al doblar la esquina, el freno destrozaba automáticamente la caja de resonancia que se llama corazón. La vejiga de emociones se le explotó.Ella se volvió mar, sal y álgebra prístina.Garabateó en la agenda un "los enteros que se pueden poner como quebrados.Los quebrados no se pueden poner como enteros.La matemática sabe de amor"
Pero no.El calculo integral, la probabilidad y la química análitica no enseñan nada de eso. Y aunque la matemática tenga idea no lo sabrá explicar.
Ella dice: ¿dónde estás?



sábado, 15 de agosto de 2009

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d. Guarda el libro verde entre un collage de cintas de papel secas en el quiebre y los bordes amarillos anudados con quemones de cigarrillos blandos.No salimos-salimos-ya saldremos.

.11.32 Deben ser las 10.46; el reloj de d. cuenta horas de 47 minutos; si el bus no pasa caminaremos hasta la plaza de las rocas-fundidas-que-parecen-pechos y dormiremos ahí
.Como antes, un poco como siempre, solo un poco. Debimos haber viajado hace rato, despegarnos de este mecano aburrido y tieso y adueñarnos de la placita de los senos disecados por el viento. [Tan nuestro]

.Tres meses; algo asi. ESo llevamos desde que se fue l.Las noches en estas esquinas llenas de putitas son frías y su wiskey barato apenas calienta la lengua un corto momento.Bebemos a fuerza de no querer morirnos, como un pistoń desvencijado que funciona con el vapor ya casi frío[pasa el tiempo y ese troll futurista no pasa.DEsespero un poco y beso a d.]

.No tengo relojes, los boto, los pierdo, me los como, hago balancines con ellos; la última vez recompuse uno, se lo regalé a d. ; ella dice que mide un tiempo que no existe y que no cuenta, que las horas de 47 minutos son pura fantasía mía y.Quiere ser Matusalén, como el tipo de la revista que nos regalaron ayer

R[d] t: De-letrear una gimnopedia en los balbuceos diacrónicos de d. mientras caigo sobre las maletas y un jarrón con recuerdos podridos.Apenas llega ese universe red troll para deslizarnos en su alfombra de estrellas pegadas al mugre para entrar.No está lo suficientemente lleno, pero incorporarse es imposible entre los gemidos canturreados de d. y la hemoglobina saliendose de mí.
No valdría a pena mirarles a sus sucias caras.Pedirles ayuda a sus clichés postmodernos y de solidaridad sibarita.Se está bien acá, con el dolor punzante y fino, una cortada de gracia. y sus pies envueltos en cuero fino y cintas de satín.
Por las mañanas ellos dedican diez minutos a lustrar su magnifica pobredumbre llamada elegancia: zapatos brillantes para reflejar la hipocresía de los curvilíneos rostros, a iluminar y resaltar la suciedad que nos pertenece tanto; adentro el sudor penetrante, el movimiento de los dedos contra la humedad del suelo, una gamuza delgada en la arruga que hace el tiempo, esas vagedades barnizadas por sus pedazos de cuero

[[La idea de friccionar mi cabeza con dos senos de piedra resulta parecida a la ablución de las]].Esa última idea me hace eco.Pero no sè.No sè y eso no importa

domingo, 9 de agosto de 2009

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x:es tu cerebro que piensa por ti?
g:n pocó así y un poco al contrario-
y un poco nada-
y un poco no importa-
y un poco qué enredo-
y un poco una rosa-
y ta ta tá---
y un poco todo es coherente, como un segundo atrancado entre las ruedas de madera y y las carrozas fúnebres: !!!zchitsssssss, rechinan...
un segundo ahogado , que se muere.
El segundo de todo
En el que todo enmohece,
desde el que el niño cuenta los días para atràs

g: mi mente es una peste
.No me colabora
ella a un lado-
y yo le jalo-
igual no importa-
ni me ha importado---
y a veces las letras así degolladas , aun calientes , un poco fritas
se salen de los dedos y van a parar a los ojos de alguien
para ser leídas-
.para no morirse con los puntos finales sobre sus líneas
y hacerme quedar mal-
son las necias letras [ñaaa!!]
qué más da, son honradas,
ellas marchan: taca taca
y se pierden de mi vista-
ellas saben que yo jamás las leería-
y que yo actúo como las cosas perdidas-
desde el polvo y las migas de nada-
.Me gusta oirme pensar
porque solo así las letras son mías-
Lo otro es un éxodo, ellas son una guerrilla: apuntalan mi cabello y los números como un señuelo de mi vista-
Las muy malditas!!
*
[es o deberia ser este el fin]
*

viernes, 7 de agosto de 2009

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Para llegar a casa de W salimos dos horas antes, estamos justo en los extremos del manojo de de hilos que son esta ciudad.Al parecer la maraña tira cada día más a los polos opuestos o nuestro movimiento es infinitesimal y apenas se dibuja una rayita por donde pasan las uñas, los dedos, los cuerpos.

Las sillas rojas.
Entrar al transmilenio me resulta internamente intimidador, me comprime la cabeza en una masita de nada y burbujas de tensión líquida.Sólo puedo oír música con un audifono y leer un libro con el lapicero azul con una punta enterrada en el aire, y yo blandiendo la pequeña espada, torciendo al ambiente que se vuelve viento.No puedo ver a la persona que se para frente a mi puesto, no a la cara, ni sus gestos, apenas los dedos en los tubos de color gris, Por eso duermo.Allí la consciencia se torna insoportable, caústica y demónica, pero ibamos los dos y G. me pedía el diario, el con su lectura oxidada y con letras de carbón, yo con la mirada en el marco de la ventana sin asientos y deletreando ese texto.

Diez pies se mecian delante de mis tenis negros: ritmo suave, calle sin huecos; el de gorra roja que parecía estepa preguntaba sobre 32,21 y el bermellón de color azúl respondía que no, que 10,23, yo decía que 00,89.Finalmente se bajó; G me miraba de reojo por mi respuesta: pensaba mandar por una callejita de lata al señor de la estepa, le dije mal, le avisé mál un poco a sabiendas de los eclipses de mediodía, un poco culpable por lo de siempre y por lo de nunca, mis apreciaciones tan equi-distantes de acá, cercanas a la no-sé-qué-cosa, llenas de maracas y sonrisas, de abedules abrazados.
G: Una acusación malsana en el tiempo de cuatro ruedas.En los viajes dilatantes. Y algún día , en algun voyage entenderás los ojos que temen las manos vecinas y a las flechas que señalan extintores donde no hay nada.Igual que el chico de la estepa te bajarás

Nos miramos.G y C

martes, 4 de agosto de 2009

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Y uno quisiera estar entre la página 72 y 73, enredado en alguna vocal retorcida y las consonantes bien versadas, donde se leía:"...No ganaba nada con preguntarse qué ahcáia allía a esa hora y con esa gente, los queridos amigos tan desocnocidos ayer y mañana, la gente que no era más que una nimia coincidencia en el lugar y el momento"
No me afana terminar de leer el libro y apurar las letras
hasta que se conviertan en un puré ilegible, basta la invocación a Errol o a Coltrane para musicalizar las letras, para creer que alguna vez existió la máquina de escribir con redondas blancas y negras.

Rayuela, una pequeña Biblia musical