lunes, 31 de agosto de 2009

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Pontiac azul.Marcos dorados.
Los rostros se alargan en las curvas de las ventanas, los ojos enceguecen, no se ve nada.Es como un juego de gesticulaciones tempranas, cuando los niños hacen muecas , se aplastan la cara, se ríen, transforman sus mejillas rosas, son uvas, cantinas, cocos de madriguera, una suerte de viejo del mar pequeño, un montículo de plastilina derritiendose, dorándose en saltos de tiempo, sumiendose en el lodo-humanidad.
Siempre vi esas despedidas en los cines, yo comiendo crispetas y absorta en las figuras redondas de la mesa.El con un traje elegante, despidiendose al doblar la esquina, el freno destrozaba automáticamente la caja de resonancia que se llama corazón. La vejiga de emociones se le explotó.Ella se volvió mar, sal y álgebra prístina.Garabateó en la agenda un "los enteros que se pueden poner como quebrados.Los quebrados no se pueden poner como enteros.La matemática sabe de amor"
Pero no.El calculo integral, la probabilidad y la química análitica no enseñan nada de eso. Y aunque la matemática tenga idea no lo sabrá explicar.
Ella dice: ¿dónde estás?



3 comentarios:

Brezza dijo...

y ese toque que me encanta de lo que escribes.
hace dias no pasaba por aqui... pero siempre estoy muy cerca
besos

danaepegasus dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
danae dijo...

ghzz! gracias.Espero ir a algún concierto.Vamos?